martes, 16 de agosto de 2016

El método KiVa contra el acoso escolar y su posible aplicación en el mundo adulto

Según algunos datos en España el 70% de los escolares de 15 años han vivido el bullying de cerca, bien como víctimas o bien como verdugos. Al parecer, en muchos casos, han pasado de un rol a otro.

El innovador método KiVa nació en Finlandia, un país que ha conseguido el primer puesto en educación superior en los últimos años. Intuyó que en esto tiene  que ver su consideración además de en teoría, también en la práctica, de la educación como un asunto de Estado de Gran Relevancia.

El acrónimo KiVa surge de "Kiusaamista Vastaan", que significa, contra el acoso escolar y allí es actualmente aplicado en el 90% de las escuelas de educación básica demostrando su gran efectividad erradicando el acoso escolar. Desde que este fue implantado se ha logrado reducir el acoso escolar en un 80% de los centros escolares, datando que se ha logrado el fin del acoso hacia un 41% de los niños y adolescentes que eran victimas de este.

Además de estos esperanzadores resultados se sorprendieron al constatar que estas medidas afectaban positivamente también en los estudios alcanzando mejores calificaciones. Ante tal desbordante éxito, el programa de el método KiVa recibió el Premio Europeo de Prevención del Crimen en 2009 entre otros.

El modo de proceder según este método es totalmente opuesto al que estamos acostumbrados. En lugar de forzar la comunicación y la benevolencia de los agresores hacia las victimas en este programa se centran en influir sobre los espectadores del acoso para que estos en lugar de normalizar la situación riendo y apoyando emocionalmente al agresor tomen distancia sobre estas practicas indeseables y aprendan a dar la espalda a aquellos comportamientos dañinos para ellos u otros compañeros.

Puesto que los acosadores buscan el reconocimiento de sus compañeros al no conseguir el feedback deseado con sus acciones deshonestas, su interés en actuar baja significativamente hasta el punto de poder ser definitivamente erradicadas.

Los logros conseguidos en este respecto me hacen traer a la memoria las palabras del escritor, filosofo y político Edmund Burke, que corroboran la actuación de este método: 

Para que triunfe el mal 
sólo es necesario
 que los buenos no hagan nada


Si tomamos estas consideraciones en cuenta, podemos desplazar sus logros y conquistas más allá de la educación infantil y adolescente, que por supuesto no es poca cosa, pero si nos lanzamos a dar un paso más allá, nos encontraremos con una extraordinaria inmensidad de situaciones en las que podemos aplicar estas ideas para solucionar diversos problemas.

Cualquier cosa que deseemos erradicar de nuestra sociedad deberá dejar de ser socialmente aceptada. Ese parece ser el primer paso, y ciertamente la psicología humana es influida siempre en mayor o menor medida por la presión de grupo.

Por tal motivo debemos tomar consciencia de que cuando nos quejamos de actos o palabras que no nos gustan, pero en el momento de actuar, de enfrentar aquello que nos disgusta miramos alrededor y esperamos que sea otro quien cambie las cosas, en ese mismo momento, nos estamos convirtiendo en cómplices.

Y el motivo de esta complicidad tiene de base el mismo ingrediente de siempre: el miedo. El miedo en sus distintas formas según cada caso y condición personal.

Trascender el miedo actuando con valentía, que no significa irresponsablemente, sino tan solo, con determinación y aplomo, cuando así sea posible sin poner en peligro nuestra integridad física, nos hará libres de la humillante carga del cobarde, nos brindará la posibilidad de sentir dentro de nosotros nuestro poder personal y nos dará, ahora si, el pleno derecho de quejarnos de aquello que no nos gusta.

Y esto es válido tanto para los niños, como para los adultos, pues las conductas sabemos todos que una gran mayoría de casos se "maman" desde casa y por tanto, no debemos exigir a otros, ni siquiera a los pequeños, hacer algo, que nosotros no hacemos, ya sea por omisión o pura cobardía. Prediquemos el bien y la paz, pero no lo dejemos en palabras que el viento se lleva sino que hagamos-lo a través del ejemplo. 

Luchemos cada día por ser mejores, y aprendamos a superar nuestros miedos, que son, al fin y al cabo, unas de las cadenas más pesadas de todas las que cargamos como seres humanos. Caminemos erguidos mirando de frente, ya esta bien de vivir encorvados con los ojos hundidos en el suelo. 

Vinimos a esta tierra para mirar hacia las estrellas y recordar a cada instante todo lo que somos capaces de hacer, a luchar por la evolución por un mundo mejor y para desarrollar nuestros potenciales individuales.

Ya esta bien de tristeza y lamentaciones que nos hunden en el pozo del conformismo atrapando nuestra mente, y aparcando nuestro cuerpo inmovilizado frente a entretenimientos vanos que nos distraen para evitar el enfrentamiento hacia nuestras metas y objetivos. 

Nacimos para alcanzar nuestro mayor potencial. 

Las flores nacen para extasiarnos con su belleza, no para marchitarse antes de alcanzar su esplendor. Los pájaros crecen hasta desarrollar su vuelo y su canto, no se dejan morir sin haber regalado sus notas al mundo. Los depredadores perfeccionan sus tácticas de caza tanto como su mente y su cuerpo les permite, no se dejan morir de hambre sin más, sino que luchan cada día por mejorar sus virtudes. Las presas no se dejan cazar pensando que de todos modos algun día serán apresados, sino que corren tanto como sus gráciles cuerpos les permiten, y refuerzan y perfeccionan su comunicación grupal para asegurarse la vida. 

Solo los humanos hemos aprendido como grupo social a marchitarnos como individuos antes de haber alcanzado nuestro mayor potencial. Nos damos por vencidos antes de luchar, nos conformamos con lo que nos dan sin quejarnos y aceptamos las injusticias mirando hacia otro lado.

  Es hora de despertar 
y volver a conectarnos 
con la sabiduría 
de la naturaleza que nos rodea

Los animales solo se pelean por dos motivos, o bien para sobrevivir, o bien para liderar un grupo. La agresividad en cualquier otra ocasión es amonestada inmediatamente por el grupo. No se permiten actos de agresividad gratuita hacia otros seres. Es cierto que la agresividad en muchos grupos animales es algo natural y cotidiano, pero volvemos a lo mismo, en ellos, cuando hace acto de presencia, es por cuestión de supervivencia. 

Solo los animales desequilibrados, 
y en ello incluyo al ser humano, 
atacan sin contemplaciones 
a otros seres sin ningún motivo objetivo

Es por ello que, teniendo en cuenta que los humanos poseemos diferentes métodos para encontrar nuestros lideres grupales más cercanos, como son el deporte, la inteligencia, el carácter, los conocimientos y muchos otros más, no tenemos ninguna necesidad por luchar contra nadie atacando con la intención de dañar y empequeñecer al otro. El único momento en que la agresividad hacia otro puede verse justificada es ante la necesidad de defensa, y no debe esta sobrepasar al ataque recibido intentado justificar un ensañamiento hacia el agresor, pues esto, nos revelaría como de su misma categoría vibracional.

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