viernes, 16 de septiembre de 2016

El espejo te miente y yo solo quiero drogarme

*Nota de la autora:

Hay veces que las historias salen por si solas, no se de donde vienen, de donde llegan, pero las palabras surgen por si solas mientras los dedos se deslizan velozmente por el teclado sin filtros ni tabúes de ningún tipo. Hay historias que tal vez necesitan ser contadas, reales o irreales, no lo sé, yo simplemente transcribo lo que llega a mi mente como si alguien me susurrara directamente al oído lo que debo de compartir. Así pues, aquí les dejo mi último relato corto "El espejo te miente y yo solo quiero drogarme" espero lo disfruten tanto como yo disfrute de escribirlo.

_________________________________________________________________________________


Tus dedos recorren el cristal humedo salpicado por infinindad de gotitas que crean un extraño cuadro abstracto, hermoso, casual y efimero como la propia vida. Hay dos lados, el de dentro, en el que tu estas calidamente resguardado del frío, y el otro, el de fuera, abierto y expuesto a todas las inclemencias del tiempo y del entorno. Dualidad. Como tu vida. Como la mía. Como la de todos. 

Bajas con el dedo indice siguiendo el camino y la velocidad que marca un largo surco de agua. La suma de varias gotas han formado un micro-rio que desciende a toda velocidad por la transparencia del cristal, mientras tu, ensimismado, sigues con la inocente y sorpresiva mirada de alquien que vuelve a ver despues de mucho tiempo, y observas atento, como su destino terrestre le arrastra por la fuerza de la gravedad al igual que nos arrastra a nosotros los humanos el caprichoso destino, incierto, desconcertante, pero siempre presente moviendo los hilos invisibles que conforman nuestra estancia en el planeta azul. 

Se que a veces cuando te aseas te miras en el espejo con orgullo. Ves tu cuerpo fuerte y musculoso, observas cada uno de tus atributos masculinos y te reconforta sentirte un hombre hecho y derecho como se suele decir. El espejo te devuelve la imagen de un cuerpo adulto formado y modelado con los años. Tiempos de sufrimiento y esfuerzo. Da igual que te fijes en lo poco, mucho o nada que has logrado haciendo cualquier tipo de deporte, da igual que te fijes en alguna imperfección como una pequeña arruga o una cicatriz antigua, lo que ves, lo que muestras cuando sales a la calle, es la imagen que te muestra el espejo. Tu te crees las mentiras que te cuenta. 

El espejo te miente a diario y tu no quieres darte cuenta. Los demás, la gente que trabaja contigo, los conocidos que te saludan cada mañana, los desconocidos que se cruzan casualmente por tu lado, todos ellos, ven lo mismo que tu ves en tu frío y obsoleto espejo. Vives tu vida de forma honrada, trabajas, cuidas a tus hijos y visitas a tus padres ancianos. A veces, muy de vez en cuando, sacas algun momento para visitar a los pocos amigos que aun te quedan. Ellos, como tú, se miran cada día en un espejo mentiroso que les dice que son lo que deben ser. Hinchan su pecho orgullosos, y como tú, salen a la calle a ser la clase de personas que les han dicho que deben ser, que debes ser tu tambien, por su puesto.

Yo estoy sobre la manta aterciopelada y te observo silenciosa con una gran taza de café entre mis manos. Crees que estoy distraida mirando cualquier cosa en la televisión que parpadea sin cesar con una explosión de luces e imagenes vacias, tontas, aburridas y desesperantes. Pero te equivocas. Yo te miro a ti. Sé por lo que has pasado. Tu mismo me lo has contado infinidad de veces con lagrimas en los ojos y el cuerpo tembloroso, lleno de impotencia, de dolor, de rabia... con la madibula apretada y el corazón desbocado. 



Me has explicado infinidad de veces cada una de las miles de infidelidades de la chica guapa con la que te casaste, la misma que ahora, y desde hace algunos años, se pasea por la cama de todos tus supuestos amigos. Dice que es casualidad, pero tu y yo sabemos que quiere hacerte pagar por todos los años que ha dedicado a cuidar a vuestros hijos como una madre resignada y una esposa obediente. Nadie la obligo, es cierto, pero es dificil reconocer nuestros errores y por supuesto es más fácil culpar a otros. En este caso, te a tocado a ti ser el malo de la historia. No es capaz de reprocharte nada, dice a todos que eres un buen marido pero que ya no te soporta más. Sus palabras la descubren. Esta actuando mal y no puede justificarse. Tu, en cambio, te acuestas conmigo y aun después de todo lo pasado, lloras a escondidas.

Lo sé. No creas que no me he dado cuenta. Las salidas imprevistas al cuarto de baño, los pañuelos que se acumulan en el contenedor del hotel, las lagrimas que resbalan por tu rostro cuando crees que ya estoy dormida, y los suspiros a media noche cuando piensas en ella te delatan constantemente a pesar de tu esfuerzo en esconderme, en esconderte, tus propios sentimientos. 

A veces, como ahora mismo, te observo sin que te des cuenta. En tu profundo dolor hay algo bello, poetico y sensual. Siento mucho verte así pero eres un gran maestro para mí. Despues de pasarme la vida de cama en cama, de hotel en hotel, con todo tipo de hombres rudos, borrachos y violentos he topado contigo y me has demostrado que el amor autentico y verdadero existe de verdad. No es hacia mí, pero no es necesario. No estoy enamorada de ti, lo sabes, lo sé, y esta bien, así debe ser. Nuestros caminos no estan hechos para unirse, pero supongo que si para acompañarse como dos lineas paralelas que no se tocan, no se alcanzan, pero estan siempre ahí, la una para la otra.

Cuando yo te miro no veo lo que ven los demás. Yo no veo lo que tu ves. Ni me creo las mentiras que te cuenta tu espejo todas las mañanas. Muestras una imagen que no es real, una que has creado a medida y que te has llegado a creer tu mismo. Una imagen frivola, vacia y engañosa que se cae a pedazos si uno te mira directamente a los ojos. Pero nadie lo hace, al menos desde que yo te conozco. Ni siquiera tu mismo eres capaz de aguantar la mirada fija a los ojos del reflejo que esta del otro lado del cristal, porque si lo hicieras, verias al niño frágil y herido que yo veo, un ser hermoso, valiente, bondadoso y luchador, pero tan asustado, que nadie quiere mirarlo. Lo sé, es mucho más fácil ignorarlo y mirar tu sonrisa seductora, tus labios carnosos y tus dientes perfectos. Lo sé. Maldita sea no estoy ciega. Estoy en esta habitación contigo por que indudablemente sabias que caería rendida a tus encantos de estrella de rock con tu pose inalcanzable y tu ropa de chico malo a juego. Lo que no esperábamos ni tu ni yo era desnudar nuestras almas, pero sucedió, así, sin más, de improvisto como una lluvia de verano.

Tu escuchaste pacientemente cada uno de mis problemas, de mis contradicciones y de mis peleas internas. Sabes que me engañaron para vender mi cuerpo y explotar mi alma. Mi acento lejano y mi piel oscura poco común en tu país es un reclamo para los viciosos de por aquí. Detrás de tu imagen aparente hay una gran persona a la que ignoras. A pesar de que has olvidado casi todo lo que te dije se que compartiste mi dolor y te apenaste por mi sufrimiento, no puedes cargar con mas peso del que tu ya tienes, por eso soltaste el mio en el olvido, y esta bien así, yo lo prefiero. A mi, en cambio, me ayuda escucharte, pensar en tus cosas e intentar ayudarte a recomponer las piezas caidas, rotas, resquebrajadas y pegadas una y otra vez con saliva y sangre. A mi me calma sostenerte porque siento que hago algo bueno, porque si te ayudo tengo un motivo cada mañana para despertar, porque no tengo nada ni nadie por quien luchar. Porque estoy muerta en vida.

Me miro al espejo y el maldito me devuelve la misma imagen vacía que a ti, con otra forma, la mia, por supuesto femenina y estilizada, pero tan vacía y denigrante como la tuya. Yo si veo la cria triste que asoma del otro lado, la miro con dureza y le imploro cada mañana que me perdone porque no soy capaz de hacerlo mejor. No soy capaz de darle el amor que se merece, no soy capaz de honrarla como se que debería hacerlo. No tengo fuerzas, ni ganas, ni motivación. Sé que ambos tenemos una gran luz en nuestro interior, que nuestras almas valen su peso en oro, pero la vida nos a arrastrado irremediablemente como los micro-rios de las gotas de agua que observas, cuesta a bajo a toda velocidad hacia una tierra fria, yerma y hostil, la vida sin más, sin artificios ni anestesia de ningun tipo en un mundo malvado y corrompido que nos rodea completamente asfixiandonos desde dentro y que nos ha convertido en una sombra de lo que en verdad somos. 

Así estamos tu y yo en este motel de mala muerte que yo gusto en llamar hotel, porque así, ni yo me siento tan puta, ni tu tan desgraciado. Pero admitamoslo, tu quieres drogarte y yo también. Llama a tu amigo, ese que dices que vende polvo de calidad a cualquier hora y permitenos a ambos ausentarnos plenamente de esta cloaca llena de veneno y falsedad, estas cuatro paredes solo nos protegen temporalmente y la tormenta que maltrata la tierra seguira en nuestras vidas cada vez que salgamos de nuestro extraño refugio de sexo y humo. 

Evitemos repetir esta cadena de acontecimientos una y otra vez para siempre, dejemos que el veneno acuda a nuestro encuentro, no para divertirnos, imposible pensarlo en nuestra sublime decadencia, sino con la vana esperanza de que nos arrastre hacia el otro lado para que esta imagen engañosa formada por piel y huesos sea enterrada y devorada por los gusanos, que nuestras almas puedan ser libres al fin, volar por el cielo y llegar hasta el sol. Déjame por favor caer en la tentación de la muerte, entiendo que tu no me acompañes, tus hijos ya son mayores, pero aun así te aferras a ellos, esta bien mi niño, pero déjame morir, al menos tengo que intentarlo, sé que lo comprendes, anda, se bueno conmigo y llama a tu amigo, dile que necesito que abra las puertas de la muerte para mí, dile que le pagaré bien, y si es preciso, le daré mi ultimo servicio. 









No hay comentarios:

Publicar un comentario