sábado, 27 de agosto de 2016

Del kaos a la luz

Objetos amorfos desparramados a mi alrededor me recuerdan a cada instante el kaos interno de mi mente, trastos inservibles, apegos innecesarios, formas inexactas que ocupan la estancia invadiendo cada cajón, cada rincón. La energía se estanca en este lugar de dudas y sombras, temores y confusión. Ahogan mi esencia y paralizan mi razón.

Atrapada entre todo lo que ya no sirve, desgarrada por el miedo que atraviesa mis entrañas sin piedad solo puedo tenderme entre las sabanas esperando la dulce muerte que aun no quiere llegar para rescatarme.

Voces enmarañadas susurran en mí oído. Quieren que me levante, que emprenda alguna acción, que siga luchando. Dicen que aun no es mi momento, que aun queda mucho por hacer. Mi misión en este planeta aun no ha finalizado pero a mi ya no me quedan fuerzas.

Alcanzo a levantarme y abrir la ventana. Ciertamente al otro lado del cristal hay vida. Un sol cegador abraza mi cuerpo y siento que quema mi piel blanquecina que tanto tiempo mantuve escondida en esta oscura cueva que yo misma cree para satisfacer mi necesidad de aislamiento.

Los niños juegan con sus amigos, sonríen bajo mi balcón y las jóvenes parejas se besan sin pudor ante otros adolescentes que aborrecen su vida maltratandola con drogas y alcohol a la vista de todos , en busca de emociones vacías que les harán olvidar los preciosos instantes que ahora podrían estar viviendo. El precio que pagarán por ello será extremadamente caro.

Se bien que todos ellos ya han entrado en la rueda que los poderosos crearon para nosotros. Se creen libres, sienten una fuerte emoción tan solo cuando consiguen drogarse, acostarse con cualquiera o comprar objetos codiciados por el resto. Emociones vanas que solo les enganchan más y más a la rueda, vacían su mente y llenan su orgullo.

Lo sé, lo he vivido yo también en algunas de sus infinitas formas al igual que todos los humanos que conforman este mundo. Cuando baja brutal y asesina la pasión artificial que sintieron se crea el inevitable vació que les empuja a rebuscar de nuevo aquello que les sacio y entran así en la rueda una y otra vez, cada vez con mayor urgencia, cada vez con mayor necesidad.

Algunos verían en esta escena belleza, juventud y festejo. Yo solo veo patetismo, idiotez y mediocridad. Son débiles y cobardes. Seres venidos a menos bajo el yugo de una sociedad que los quiere borregos y manejables. Corazones que nacieron libres y entraron en las celdas que otros crearon para ellos sin oponer resistencia.

Se sienten libres y seguros como el pájaro que fue criado en cautividad. Puedes abrirles la puerta que no escaparán. No conocen otra cosa y además, tienen miedo. Dicen ellos que son libres, que pueden irse cuando lo deseen. Pero en su interior saben que les falta decisión y fortaleza.

La mayoría de ellos morirán entre barrotes. Suplicando que la mano de la sociedad les tienda alguna golosina adulterada que les ayude a seguir durmiendo entre los escombros de su seguridad anodina. Escucharán con atención las palabras manipuladoras de sus amos, y se dejarán programar. Cantarán complacidos las ideas que otros prepararon para ellos sin preocuparse en pensar por si mismos.

Miro a mis espaldas y me encuentro con mi propia lucha interna que se refleja físicamente en esta oscura habitación. La huida no es fácil. Salir de las ruedas impuestas por el sistema es un camino que no todos están dispuestos a recorrer, aunque tarde o temprano, todos tendremos que hacerlo, en esta vida o en la siguiente. Pero ellos no saben, no al menos, de forma consciente.

La agonía baja hasta mi garganta y me ahoga formando una bola de bilis y recuerdos. No puedo dejarme embaucar por el señor de las mentiras que inflama mi mente con susurros llenos de falacias y maquiavelicas propuestas de futuro. Sus palabras solo tienen por fin amedrentarme. El muy bastardo quiere que me mantenga entre estas ruinas cayendo cada vez más en el pozo de la desesperación.

Tengo que ser fuerte y seguir adelante. Emprendí un camino de no retorno y es mi obligación continuarlo. Debo ser justa con mis decisiones, dirigir mi energía hacia la Madre Tierra, transmutar esta desesperación, y abrir mis brazos, esperando con jubilo, que el universo invada mi pecho, con una nueva energía regeneradora que impregne mi ser, y me de el ánimo que necesito para continuar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario