martes, 3 de mayo de 2016

Los peligros de la impulsividad

Las personas que tienden a la impulsividad son personas muy emocionales que pueden sentirse afectadas en gran forma por sucesos o circunstancias que a otros pueden parecer de menor o escasa importancia. Una idea o suceso puede provocar que en cuestión de segundos la persona pase de estar completamente tranquila a explotar como si de un cohete se tratará. Esto puede ocurrir tanto con emociones positivas como la alegría, la ilusión o la esperanza como con emociones negativas como el miedo, el enfado o  la rabia.

Nadie esta libre de estos impulsos en determinados momentos y etapas de la vida siendo la adolescencia un momento clave en los que esta actitud que puede verse altamente reforzada por los cambios acaecidos en el cuerpo y la mente del menor. Los niños pueden tener actitudes impulsivas de modo natural por su falta de madurez y por lo tanto por su dificultad de discernimiento, aún así una tendencia hacia la impulsividad que sugiera estar fuera de lo común debe ser debidamente consultada con un profesional de la salud para poder descartar o diagnosticar cualquier tipo de alteración que pudiera estar sufriendo. También algunas enfermedades tanto físicas como psicológicas pueden incrementar estos estados alterados en que la persona se deja llevar por la fuerza de sus emociones momentáneas sin tener en cuenta las consecuencias de sus palabras o actos. 

Cuando nos dejamos llevar movidos por un impulso nos convertimos en meras víctimas de nuestro inconsciente y puede ser realmente peligroso combinado con drogas, enfermedades mentales o situaciones especialmente delicadas en la vida de una persona como puede ser una separación, la muerte de un ser querido o la perdida de empleo. En los casos mas extremos estos momentos son especialmente peligrosos porque es cuando pueden surgir grandes atracones de comida, gastos desproporcionados, peleas, actos vandálicos, intentos de suicidio, maltrato a seres cercano, auto-lesiones, abuso de drogas, conducción temeraria  y una larga lista dependiendo de cada persona en particular. Acciones todas ellas que pueden poner en riesgo la integridad de la persona así como en algunas ocasiones, también de los que están a su alrededor. 

La impulsividad puede afectar una o varias áreas de nuestras vida, aunque lo más común es que confluya una y otra vez en las mismas situaciones que suelen abarcar más de una faceta. Por eso, es previsible hasta cierto punto y por lo tanto nos da la oportunidad de poder trabajar en ella para aprender a controlarla y mantenerla bajo control. Aunque es una tarea difícil ciertamente es también una de las mas gratificantes. Cuando la persona aprende a mantener la calma y empieza a disfrutar poco a poco de una vida más equilibrada incrementa cada vez mas su autoestima viendo así también aumentado su bienestar general que rápidamente también es percibido por su entorno más cercano. 

Sea cual sea nuestro problema vale la pena recordar que todo el trabajo que realicemos con nosotros mismos para ser mejores personas nos reportará siempre mayores beneficios y alegrías que cualquier otra inversión.








No hay comentarios:

Publicar un comentario